martes, 6 de mayo de 2008

EN BOLIVIA


Bolivia

Nacionalizar la esperanza

Por Antonio Peredo Leigue
Mayo 2, 2008

Otro 1 de Mayo en que avanza la recuperación de los recursos naturales. Pero, además, se concreta la restitución de la soberanía nacional sobre las comunicaciones. Estamos recuperando el orgullo de ser bolivianas y bolivianos. Estamos rescatando el país que nos embargaron con el 21060, con la capitalización, con los pozos nuevos y los viejos, con la ineptitud y la corrupción.

Los anuncios que hizo el presidente Evo Morales, en el Día del Trabajador, fueron muchos y pisando firme en varios terrenos: los hidrocarburos, las telecomunicaciones y los derechos laborales.

Ser socio mayoritario

Fue trabajoso, pero estaba anunciado con anticipación. Las empresas explotadoras y transportadoras de gas debían disponerse a entregar acciones mayoritarias al Estado boliviano. En realidad, se trataba de unos pocos puntos, habida cuenta que la capitalización mantuvo un porcentaje cercano a la mitad, a favor del país. Esto permitió, aunque sólo en un caso: Repsol YPF, que se lograse un convenio de transferencia.

En cuanto a la transportadora y almacenadora CLHB, por decreto se traspasó el total de sus acciones al Estado. Respecto a Chaco y Andina, dos empresas que explotan el gas, y Transredes, principal transportadora del gas, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) pasa a ser socio mayoritario en representación del Estado, como en todos los casos.


¿Cuál es la importancia de una medida de tales características? Teniendo el porcentaje mayor de acciones, el Estado adquiere la atribución de dictar las políticas de la empresa. Esto es vital, pues sólo así se puede concretar los proyectos de separación de líquidos, fabricación de fertilizantes, aceites y otros e, incluso, polímeros de diverso uso.

No se trata de proyectos más o menos teóricos que se anuncian para no implementarse; es decir, para que sueñe la gente. Este gobierno, tiene planes concretos y conversaciones avanzadas sobre inversión, para llevar adelante ese proceso industrial.

Ver, oír y hablar ya son nuestros

Pareciera un contrasentido decir que veíamos, hablábamos y oíamos con ojos, boca y oídos ajenos. Al menos así fue durante estos largos años en que la Empresa de Telecomunicaciones (ENTEL) fue entregada a una empresa europea, que la traspasó a otra y ésta a una tercera. No fuimos dueños de esos vitales sentidos por más de una década.

Así es. Esta empresa posee la banda satelital a través de la cual nos llega la televisión nacional e internacional y el enlace telefónico tanto móvil como fijo. Quienes vendieron esa empresa, conscientes del valor estratégico que tiene para un país el dominio de sus comunicaciones, se felicitaron porque, aquella venta, fue la más productiva. Quisieron convencernos de que era un buen negocio y, de verdad, fue el peor de los malos negocios que, por entonces, se hizo en contra del pueblo.

No hay que ocultar la falla que tuvimos al no haber recuperado ENTEL un año atrás. Este tiempo ha sido suficiente para que la empresa que europea que la manejó, dejase sólo lo indispensable. Peor aún: seguramente querrán cobrar más de lo que ya se llevaron, por aquello del “lucro no obtenido”. Pero, ya sabemos que el lucro siempre ha sido una ganancia malhabida.

Avanzamos en el derecho laboral

Este 1 de Mayo, el Ministro de Trabajo presentó el proyecto de Código Procesal Laboral. Es decir: los procesos se reducen al mínimo posible, terminando con el calvario que sufría el trabajador despedido.

Evidentemente, la Ley General del Trabajo –tan vieja como venerada por la firmeza de sus conquistas- obliga, al empleador, a pagar indemnización al empleado u obrero que despide. Pero, el dicho criollo se expresa así: “hecha la ley, hecha la trampa”. Los empleadores litigaban, pasaban el caso a la justicia laboral y, con las triquiñuelas propias de los tinterillos (que no lo son todos los abogados), prolongaban el juicio por 10, 15 o 20 años. ¡Cuántas veces el trabajador despedido murió sin haber cobrado sus beneficios!

El proyecto plantea la resolución en una o, cuando más, tres audiencias orales. No será necesaria la asistencia de un abogado. El Ministerio del Trabajo, en los casos menores, tendrá función resolutiva. Una mujer embarazada ni siquiera podrá ser llevada a juicio, por el reclamo de sus beneficios; eso se paga y punto.

Por supuesto, el proyecto debe pasar por el Congreso Nacional. Hay que alertar que, los empresarios, avarientos como son, han hecho ya observaciones y se da por descontado que lucharán contra sus alcances. Habrá que ver hasta dónde pueden sostener los sofismas de su mercantilismo.

El cambio está enrumbado

Algunos, durante estos dos años, insistieron en que el gobierno le había mentido al pueblo hablando de nacionalización. En cuanto a los hidrocarburos, sólo hubo un acuerdo con las empresas explotadoras. Los más tercos, posiblemente, sigan diciendo aquello. Pero, para la generalidad del pueblo, el proceso de cambio avanza. Avanza con estas medidas que nos sitúan en el justo camino de la construcción del futuro. Ese futuro que un día nos quitaron y lo vendieron a las transnacionales. Ese futuro que estamos recuperando.

Ciertamente, es difícil, pero estamos nacionalizando la esperanza.





Referendo ilegal

El observador farsante

Por Antonio Peredo Leigue
Mayo 4, 2008


En Santa Cruz, este 4 de mayo, ofició como observador a nombre de la poco prestigiada Human Rights Foundation, el cubano contrarrevolucionario Armando Valladares. Informante de la policía batistiana, luego se dedicó al sabotaje hasta su detención. En prisión fingió estar lisiado y, la CIA que lo tenía en su planilla, lo promocionó como poeta. El único libro que “escribió” se titula “Desde mi silla de ruedas”.
Eran los años ’60, cuando se hizo una campaña mundial sobre este oscuro personaje. Tanto así, que muchos poetas y escritores, amén de otros que no eran ni lo uno ni lo otro, abogaron por su libertad. Armandito buscaba, por todos los medios, aparecer cada vez más enfermo en su silla de ruedas.
Pero aquello no le fue fácil. Creyéndose seguro con la protección de la CIA, se preparaba para salir por el mundo en silla de ruedas. El gobierno cubano, que conocía la farsa montada por este sujeto, le ofreció la libertad a condición de que saliese de la cárcel y se fuera del país… caminando.
Tuvo que abandonar la silla de ruedas, levantarse y andar. Por supuesto, no fue un milagro. Fue la vergonzosa conclusión de una mentira. Muchos de sus defensores se arrepintieron, pero era tarde. Otros, tragándose semejante burla, inventaron cualquier excusa para seguir complotando contra el pueblo cubano.
El señor Valladares vivió, desde que salió de la cárcel, en el estado de Virginia, muy cerca de Langley, donde se halla la oficina central de la CIA. Muy cómodo. No tiene que moverse mucho para estar a las órdenes de los trabajos sucios que siempre se le encargan.
El que ahora cumple, tiene las mismas características. Veedor internacional de un referendo ilegal, durante el cual –este domingo 4 de mayo- se han cometido todas las irregularidades que podía cometer la Unión Juvenil Cruceñista. Hubo ataques a los barrios en que la gente no quiso adherirse a la caprichosa consulta del Comité pro Santa Cruz. Un muerto y varios heridos por esos ataques.
Los prefectos Fernández, Suárez y Cossío cumplieron un triste papel. Escucharlo a cada uno decir que aquella fue una fiesta democrática dio pena, no porque hubiesen dicho una mentira, sino porque ellos se están creyendo la farsa.
Y cómo no va a ser una farsa. Si el farsante Valladares es el veedor, el referendo es una farsa.

LP/04-05-08




Inflación

Del aceite, el arroz y otras hierbas

Por Antonio Peredo Leigue


El escándalo que hicieron los aceiteros y señores de la soya, cuando el gobierno los obligó a abastecer el mercado interno a precio racional, reveló la desvergüenza que tienen ellos, para enriquecerse con el hambre del pueblo. Lo que ocurrió aquí, en Bolivia, ya había sucedido en otros puntos del planeta y ha seguido mostrándose en los restantes países. El sistema que permite negociar y beneficiarse a costa de la humanidad hambrienta y sedienta es éste y se llama capitalismo.
El tema también es el arroz, es el trigo y el maíz. Se trata del precio de todos los alimentos que, arrastrado por el alza de los combustibles, está encareciendo el costo de la vida en el mundo entero. Malas cosechas, mayor demanda, necesidades mejor atendidas; éstas serían explicaciones atendibles y todos estaríamos obligados a poner el hombro, a ese esfuerzo. Mejorar el nivel de vida de uno solo de los cientos de pueblos que han sido lanzados a la miseria en diversas etapas de la historia, es una tarea de la que, cada uno de nosotros, es responsable.
Pero las razones son distintas. Las razones, una vez más, tienen que ver con los señores de la soya, del aceite, del arroz, el trigo y el maíz. Los causantes son los señores del dinero, ese fetiche que dirige la vida de este sistema en el que mueren miles de hombres, mujeres y niños, para que unos cuantos Gates, Sorgos, Rockefeller y similares, sumen miles de millones en sus cuentas inacabables.
Lo que se dice
El precio de los hidrocarburos ha subido sin posibilidades de contenerlo. Supera, desde hace varios días, la cifra de los 120 dólares por barril. Esta es la explicación corriente que está corriendo en el mundo financiero. Se agrega, como al pasar, que sube también el precio de los minerales (el oro alcanzará, pronto, el techo de mil dólares por onza troy). Como estamos acostumbrados a que los precios, porque sí, por sí solos, suben o bajan debido a razones que no podemos entender los simples mortales, no hacemos más preguntas.
Pues bien, si los minerales suben o bajan según los caprichos de algún demiurgo que maneja los hilos de las finanzas internacionales, no es raro que ocurra lo mismo con los cereales y otros alimentos. En este caso, se le añade el condimento de las malas cosechas, la mayor demanda, el mejoramiento en el estándar de vida internacional y la ensalada está preparada para que nos la comamos sin chistar. En este caso, como sabemos, aquella ensalada es de aire con aderezo de hambre.
Lo que nos ocultan
Pero la cosa no es tan simple cuando nos enteramos que, estos dos últimos años, las cosechas mundiales de todos los cereales y otros alimentos, han sido abundantes. Si se distribuyera adecuadamente, los casi 7 mil millones de habitantes del planeta comeríamos tres veces al día. Pero no es así. La FAO informa que en 2008, hay 100 millones de personas más en el mundo, que padecen de hambre extrema. Además explica que, para atender este aumento del hambre, a precios normales, requiere 1.600 millones de dólares y sólo tiene la mitad. Por si fuera poco, la elevación desmedida de los precios, exige implementar un fondo adicional de otros 700 millones de dólares.
Las preguntas surgen a borbotones. Si hay más granos ¿por qué subieron los precios? Si la cosecha es abundante ¿por qué hay más hambrientos? ¿Dónde está produciéndose más? ¿Dónde se oculta la abundancia?
Lo que sí sabemos es dónde radica el hambre, donde campea la miseria. Para decirlo en una frase: quienes compran son ricos y quienes vendemos somos pobres. ¿Algún dios maligno decretó esa desigualdad? O ¿será un desbalance necesario para que subsista la humanidad?
La locura financiera
En esa intrincada red de preguntas sin respuesta y de respuestas desalentadoras, podríamos convencernos de que “así nomás había sido”, como le gusta decir a algún bien o malintencionado analista. O, como dijera otro pensador: “puede que sí, puede que no, lo más seguro es quién sabe”.
Sin embargo, la información internacional que se va dibujando en análisis serios, nos lleva a la lógica insana del sistema. Las petroleras transnacionales (“las siete hermanas” como se las conoce) vieron reducidos sus ingresos en los últimos años. El nuevo orden energético creado por las potencias mundiales, se beneficia con el alza de los precios del petróleo. Exxon Mobil, BP, Chevron, Shell, por ejemplo subieron sus ganancias de 40 mil millones en 2002 a 120 mil en 2007.
Por supuesto, si las invasiones de Afganistán e Irak hubiesen dado el resultado esperado, las ganancias de tales empresas habrían subido sin aumentar el precio de los combustibles. Como ocurrió lo contrario y las transnacionales financiaron las desastrosas campañas en aquellos países, debieron recuperar sus “inversiones” forzando el alza en las bolsas de la especulación.
Ese aumento se intentó compensar presionando a los países empobrecidos, para que dedicasen su producción agrícola a los combustibles. ¿Por qué no hacerlo en las grandes extensiones de Norteamérica? ¡Quizá en el continente europeo! No, sería suicida. Los cálculos de los economistas establecen que, el producto agrícola de la mitad de los campos fértiles de toda Europa, alcanzaría para proveer de combustible al 2% del parque automotor de ese continente. Conclusión: convencer a los países empobrecidos a que siembren para tener más combustible. Así, los países capitalistas seguirían derrochando energéticos.
Pero la competencia, la implacable competencia, la absurda competencia desvirtúa los cálculos de los economistas. El precio de los productos agrícolas debe subir, porque así lo determina el mercado. Mejor dicho: así lo establecen los empresarios que manejan los nuevos combustibles, los llamados biocombustibles.
La reacción de los pueblos
Le atribuyen a María Antonieta, en la revuelta París de 1789 haber preguntado cuál era el motivo de la protesta del populacho. Cuando le contestaron que se trataba de la escasez de pan, habría respondido: Si no hay pan, que coman tortas.
Quizá, los señores de la soya, del arroz y del trigo, hayan olvidado que la reacción de la gente tarda pero, en definitiva, es la que construye el futuro.
Quienes protestan contra las medidas del gobierno, para asegurar el abastecimiento del pueblo, tendrán que aprender la lección, una vez más. Quienes reclaman por el recorte de sus jugosas ganancias, se enfrentan a una fuerza que no sospechan, siquiera. Debieran leer la historia y aprender sus enseñanzas.

LP/03-05-08