domingo, 20 de mayo de 2007

TONALLAN conciencia ecologica humanista

ECOLOGÍA SOCIAL
Agosto 2000
Agradezco a la Universidad de San Simón la oportunidad que se me brinda de reflexionar sobre estos temas que me parecen de vital importancia, porque pareciera que estamos en un tren que va a toda velocidad, pero en el que nadie sabe a donde va. Mi opinión es que la dirección del tren es incorrecta, ya que a medida que avanza, va produciendo una situación cada vez más conflictiva, más contaminada, menos sustentable, con más desorientación, más violencia, y más pérdida de sentido.
Es mejor sentarse unos minutos y reconsiderar esta situación. Tal vez aún se pueda hacer algo.
Una primera reflexión que quisiera hacer es sobre el concepto de "sustentabilidad".
Desde una mirada humanista, no es un concepto que se aplica exclusivamente a la explotación de recursos naturales o para un tipo de desarrollo, sino que es parte de un todo, que abarca la manera en que nos vemos unos a otros, en que vemos el mundo, la sociedad y el entorno, no sólo natural, sino también urbano y social.
Este es un punto importante, porque no es lo mismo ver la sustentabilidad como la resultante de un cambio profundo de los fundamentos económicos, sociales y políticos, que referirse a la sustentabilidad como parte de los mismos procedimientos, pero un poco menos fuerte y más ecológico: no es sólo extraer árboles y volver a reemplazarlos por otros; no es la compra o la venta de cuotas para contaminar el aire. Es decir el concepto de sustentabilidad que no cuestiona toda una estructura de situación, sino que solamente aplica un enfoque particular y desestructurado del problema ecológico no es el que el compartimos desde esta perspectiva.
Es por eso que nosotros preferimos hablar de Ecología Social para diferenciarnos de los ambientalistas o de quienes defienden la Ecología profunda. Nuestra mirada es estructural y por lo mismo muy crítica a los retoques "verdes" que se hacen a las políticas económicas pero que no cuestionan los pilares de la organización de la sociedad actual.
Desde este punto de vista, la sustentabilidad es una cuestión de sobrevivencia: En este momento de proceso, el hábitat, la casa del ser humano, se está deteriorando seriamente, y la sobrevivencia de la especie humana está en peligro. No sólo por temas específicos como el recalentamiento de la atmósfera, el hoyo en la capa de ozono, o la escasez de agua dulce. La contaminación de los ríos, del suelo y del aire que está haciendo peligrar seriamente nuestra salud también está relacionado con la sustentabilidad. El que grandes conjuntos humanos vivan en la pobreza también es un problema de sustentabilidad. El hacinamiento, la falta de educación, la situación de los hospitales públicos, los sueldos bajos, también son un problema de sustentabilidad. La bomba nuclear y la violencia entre estados es otro tema más, del mismo modo lo es también la violencia intrafamiliar, y la violencia en todas sus manifestaciones: económica, física, sicológica, religiosa, étnica, sexual. La violencia en uno mismo, por el sin sentido de la vida, por sentirse desorientado. Todo eso tiene que ver con la sustentabilidad, y es por eso que preferimos hablar de Ecología Social. Todos los temas al final se relacionan con este ser humano quien es el que transforma la naturaleza y su entorno social, y que a su vez va siendo condicionado por éste mismo entorno...

Una segunda reflexión es sobre la globalización.
Estamos insertos en este proceso de globalización, nos guste o no.
Pero ¿Qué significa en los hechos la globalización?
Para comenzar, diremos que el proceso de globalización no es de ninguna manera un proceso natural, es decir, un proceso que se desarrolla de acuerdo a ciertas leyes naturales como las leyes del mercado, como se explica generalmente. Estas leyes naturales del mercado no existen ni existirán nunca porque la economía, como cualquier otra actividad humana, es algo intencional, dependiente de la voluntad, los deseos y los proyectos de seres humanos. La globalización se observa como un proceso intencional, guiado, como la expresión de un modelo económico que conlleva una ideología específica y una visión del mundo. Esta ideología tiene un nombre, se llama capitalismo especulativo, es decir, el capitalismo en su más reciente fase de desarrollo, en el cual la expansión de la economía no está ya ligada a la producción sino al mercado financiero especulativo. Para decirlo más sencillamente, estamos hablando de la ideología de hacer dinero del dinero, y en el ámbito cultural, de la religión del dinero.
En la vanguardia de esta ideología están las corporaciones multinacionales y los bancos.
Son instituciones intrínsecamente transnacionales y no están necesariamente ligadas a un país en particular, aún cuando muchas de ellas tienen sus raíces en Occidente. Desde que este proceso comenzó en el siglo pasado, estas estructuras no han parado la expansión de su influencia en cada rincón del mundo, y han concentrado su poder a través de adquisiciones y fusiones sorprendentemente rápidos. El aumento de su poder ha sido ligado directamente a la pérdida de autoridad y legitimidad de los estados nacionales, un fenómeno característico de la segunda mitad del siglo pasado. Estas multinacionales y bancos han tratado de superar y trascender las barreras y restricciones impuestas por los estados nacionales, y al hacer esto han creado una suerte de estado paralelo con sus propias reglas y procedimientos. Este estado paralelo ha alcanzado un nivel increíble de poder. El capital puede ahora fluir de un país a otro en segundos y hasta los países más poderosos, e inclusive los bloques regionales, reconocen su incapacidad de controlarlo.
Para dar un ejemplo reciente: la Unión Europea que consiste de 15 estados miembros es actualmente el bloque económico más grande del mundo. En su ultima reunión bi-anual en Helsinski, en Diciembre de 1999, un tema a discutir fue cómo pagar los programas de ayuda social de los países miembros. Debido a restricciones auto impuestas de control de déficit, el dinero debía provenir de ingresos de algún tipo. Se propuso un impuesto a las ganancias de capital de ciudadanos europeos que invirtieran en la bolsa de Londres. Las autoridades Británicas se rehusaron explicando que tal impuesto daría como resultado la fuga de capital de Londres a otros mercados. Así se ha producido un atasco entre Gran Bretaña y el resto de los países miembros de la Unión Europea que aun continúa sin resolverse. Lo que se hace evidente en esta situación es que el bloque económico más grande del mundo no es capaz de cobrar impuestos a sus ciudadanos más ricos–aquellos que se pueden dar el lujo de especular en el mercado financiero. Por esta razón vemos una disminución mundial de presupuestos en la salud, educación, pensiones y otras formas de asistencia pública. Parece que ningún país puede domar ese monstruo sin control que es el capital especulativo.
Además de sus propias reglas, las multinacionales y los bancos que dirigen este proceso de globalización tienen su propia cultura, que esta articulada como un sistema de valores y conductas. Esta cultura se reproduce a través de las escuelas y los medios de difusión, gurués y profetas, que nos explican todos los días que el único valor es el dinero: el dinero es buscado, multiplicado y adorado; el dinero es el único dios y por lo tanto lo justifica todo. Ellos continúan hablando de otros valores–igualdad, oportunidad, democracia–pero debajo de esta gruesa capa de hipocresía el mensaje sigue siendo el mismo: el único valor real es el dinero. Aun los más pobres segmentos de la población están afectados por esta cultura: ellos creen que el dinero es la única defensa en contra de las duras realidades de la vida cotidiana y así orientan su vida en esa dirección. ¿Quién quiere ser millonario? Todos.
A estas alturas quiero dejar claro que la pobreza no es un valor para nosotros. Al denunciar el culto al dinero, no estamos pintando un cuadro romántico de la pobreza ni promoviendo un estilo de vida ascético. Todo lo contrario. Queremos simplemente enfatizar que el problema fundamental de la economía hoy en día no es la producción de la riqueza sino su distribución. En el ámbito mundial tenemos una enorme capacidad productiva y un alto excedente, pero la riqueza esta concentrada básicamente en las manos de unos pocos. El dinero fluye hacia el dinero, y la distancia entre el segmento más rico de la población y el más pobre aumenta cada día. Todos sabemos que en este momento histórico existe la posibilidad técnica de proveer alimento, vivienda, atención médica y condiciones de vida decentes para todo la población del planeta. Si esto no ocurre es porque el proceso de globalización no está dirigido a resolver estos problemas, sino a aumentar el poder y la riqueza de unos pocos.
Es necesario destacar dos instituciones internacionales que han tenido la responsabilidad fundamental en la expansión de este proceso de globalización: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Para competir en esta economía global los países son presionados a incurrir en créditos enormes a través de estas organizaciones. En la medida en que el interés de estos créditos se acumula, el Estado se ve forzado a vender los recursos del país: sus compañías, sus tierras, sus recursos naturales, hasta que la infraestructura del país ya no es controlada por su gente sino por instituciones e individuos extranjeros. Mas de dos docenas de países hoy día utilizan el dólar como su moneda nacional, de ese modo renunciando a la capacidad de regular su propia economía. Generaciones han trabajado muy fuerte para construir algo que es entonces destruido en unos pocos meses. Hemos visto muchos ejemplos de esto recientemente: Méjico, Tailandia y Sud América. El dinero fluye hacia un país si se piensa que se puede ganar algo, pero cuando el dinero sale, la economía del país sufre un colapso sin consideración alguna por los afectados.
Este modelo de globalización se ha convertido en el modelo de vida ganador, un modelo que se difunde hasta las partes más remotas del globo. Y a medida que se difunde, lleva consigo la ideología del dinero, la competencia, y el individualismo. El ser humano, el medio ambiente, las culturas, son todos considerados como aspectos secundarios que pueden ser utilizados o destruidos si se convierten en un impedimento para este proceso, cuya fuerza aumenta por al creencia general de que no existe otra alternativa.
Esta ideología de exportación está hoy produciendo choques con muchas culturas alrededor del mundo, especialmente aquellas que están estructuradas alrededor de la familia o creencias religiosas. Estas culturas están levantando muros entre ellas y el resto del mundo porque no quieren integrarse a este modelo de vida, que no es visto como una opción para ellos. En algunos casos, la imposición de este modelo único ha comenzado a producir reacciones que se expresan de forma violenta e irracional.
No hay ninguna razón para creer que estas explosiones vaya a disminuir, todo lo contrario, aumentarán en tamaño y número a medida que la presión hacia el conformismo aumente. Aparecerán también en este país, como demuestran las recientes demostraciones en Seattle en contra de la Organización Mundial del Comercio.
El otro problema con que nos encontramos es que las culturas, en la medida en que se las fuerza a defenderse, terminan defendiéndolo todo, aún sus aspectos secundarios o negativos. A raíz de esto se forma una suerte de "fundamentalismo cultural" donde todo lo que es externo a la cultura es rechazado, donde solamente el propio estilo de vida y la propia religión son válidos, pero bueno eso es otro tema.
En todo caso no vemos este proceso de globalización como algo únicamente negativo. De hecho estamos agradecidos que este proceso nos haya traído a un punto donde todos los países y todas las culturas están confluyendo por primera vez. Este proceso ha permitido un nivel de interacción entre la gente que hace un par de generaciones no podría haber sido concebido. Ha generado oportunidades para intercambiar ideas, creencias y modelos culturales. También ha demostrado que las diferencias entre la gente son insignificantes en comparación con las experiencias y aspiraciones que tienen en común.
Para resumir podemos decir que la globalización:
Significa concentración del poder económico en grandes capitales transnacionales, que se han adueñado de las empresas estratégicas estatales: de la energía, de las sanitarias, de los teléfonos, etc. Asimismo son dueñas de recursos estratégicos como los forestales, minerales y energéticos.
El aumento del poder de las transnacionales ha estado directamente ligado a la pérdida de autoridad y legitimidad de los estados nacionales. Hoy asistimos al paulatino control de los estados nacionales por el capital mundial, que lo hace a través de instituciones como el Fondo Monetario Internacional.
Por otro lado se ejerce el control de las poblaciones a través de la privatización de derechos básicos: salud, educación, prevención social y jubilación. Estos mismos poderes económicos controlan también la subjetividad humana a través de la concentración de los medios de comunicación.
Mientras este proceso de concentración y de uniformización se va llevando a cabo, mientras el dinero se va convirtiendo en la medida de todas las cosas, se despiertan desgarradoras fuerzas en la base social: los fundamentalismos, los fanatismos y nacionalismos están creciendo en todas las latitudes y en todas las regiones. Por otro lado la globalización ha endeudado a las empresas, a los estados y a las personas y está generando un clima de asfixia social.
Hoy nadie discute que estamos en condiciones tecnológicas suficientes para solucionar en un breve plazo los problemas de alimentación y de salud en todo el planeta, y si esto no se hace, no es por falta de recursos, o porque aun no llegó la hora del chorreo; si no porque el proceso de globalización no está dirigido a resolver estos problemas, sino a aumentar el poder y la riqueza de unos pocos.

Latinoamérica es arrastrada por todas estas crisis que enfrenta el sistema mundial y va siguiendo los mismos lineamientos de la globalización. Aun cuando las dirigencias de la Región digan que nuestra situación es muy buena, que la economía es sólida y que todo está bajo control... aquí sucede lo que pasa en otros lados: Son las grandes transnacionales las que dictan las políticas de los países, Esto significa que claramente que el poder real está en los grandes capitales, y no en los gobiernos ni en los Parlamentos nacionales de nuestros países latinoamericanos.
Cuando nos referimos a nuestras propuestas medio-ambientales, lo hacemos desde la mirada de la Ecología Social, que es una mirada que considera que el entorno del ser humano, es natural, pero también es urbano social. Desde esa perspectiva las propuestas dicen relación con la calidad de vida, lo cual implica igualdad de oportunidades para todos, el acceso a una buena educación, salud, vivienda y trabajo digno.
Sin duda alguna, la respuesta a esta crisis no vendrá de los poderes actuales que son los que la generaron. Los humanistas y ecologistas creemos resueltamente que la respuesta tendrá que venir de la gente misma. De cada uno de nosotros. Pero no aislados ni descoordinados.
Para esto estamos poniendo en marcha un movimiento de cambio personal y social, que se organiza localmente y se conecta internacionalmente. En el campo específico de la ecología, estamos poniendo en marcha la Red de Ecología Social.
Las personas que integran la Red, se integran a un grupo de formación de orientadores, y luego de una mínima capacitación, forman a su vez su propio grupo.
Es una organización que se basa en una red de voluntarios que se nuclean en grupos y que permite estar permanentemente conectados, comunicados, y apoyándose unos a otros.
Respecto al cambio personal, se hace necesario sobrepasar el sufrimiento personal que se manifiesta como violencia y sin sentido.
Además la fe en el cambio social se va fortaleciendo al comprobar que nosotros mismos podemos cambiar y generar cambios positivos en nuestro entorno.
En definitiva, desde nuestra perspectiva, las nuevas políticas medioambientales están vinculadas a una nueva forma de organización política, económica y social. No existe desarrollo sustentable, si no ponemos en discusión las relaciones económicas, los modelos de crecimiento, y la forma de organización actual.
En definitiva, las nuevas políticas medioambientales están vinculadas a una nueva forma de organización política, económica y social. No existe desarrollo sustentable, si no ponemos en discusión las relaciones económicas, los modelos de crecimiento, y la forma de organización actual.
Pensamos que estas nuevas formas de organización sólo pueden surgir desde la base social, desde la gente, y que significan descentralizar el poder político y económico y una participación real de la gente. Pensamos que esa participación real es algo que se pone en marcha ya, sorteando las dificultades que impone la democracia formal, avanzando hacia una democracia real.
Constatamos que hay una nueva sensibilidad, una nueva forma de ver el mundo y el ser humano que se ha despertado y que está creciendo, y que es algo que está apareciendo en todas las latitudes y en las distintas culturas.
Muchas Gracias












invitan al mes de la pila.
comenzando el dia 07 mayo 2007, dentro de la campaña:
"Ponte las pilas en su lugar". Con el propósito de participar en el cuidado del medio ambiente en nuestro municipio.
Centro de Acopio: Casa Ejidal. A. Obregon Nº 14.
Tonalá Centro.
Gracias por tu participación.
Atte: Tonallan. A.C.
Promoviendo la Conciencia Ecológica y Humanista. mayo 2007.
Tonalá, Jalisco.